sábado, 19 de enero de 2019

Senescencia foliar

La senescencia de las hojas es una serie de eventos ordenados y cuidadosamente controlados que permiten a las plantas conservar sus recursos, prepararse para un período de reposo y descartar tejidos ineficiente.6​En las plantas anuales algunas de las hojas mueren precozmente si bien la mayor parte de las hojas mueren al mismo tiempo que el resto de los órganos. En los árboles, arbustos y plantas herbáceas perennes, en cambio, la defoliación es un fenómeno periódico, muy complejo, que se produce, en la mayoría de las especies por un mecanismo de abscisión.7​ Siguiendo el ritmo y el modo en el que ocurre la defoliación, se pueden distinguir distintos tipos de plantas. Así, hay plantas con defoliación anual en las que las hojas viven solo algunos meses, generalmente desde la primavera hasta el otoño. Dentro de este grupo se reconocen aquellas —como los encinos— en las que las hojas amarillean y mueren sin separarse del tallo, de las plantas de hoja caduca en las que la defoliación es un fenómeno activo que ocurre a través de tejidos especializados que forman la denominada zona de abscisión. En las primeras, las hojas que quedan sujetas a los tallos por mucho tiempo ya que su caída es pasiva y generalmente determinada por el viento. En las segundas, la caída de las hojas es precedida por una migración de sustancias desde las hojas hacia el tallo. Las hojas amarillean y, a veces, enrojecen por la acumulación de antocianinas y se separan del tallo estando todavía vivas, muriendo después de caer.7​ Por otro lado, hay plantas con follaje persistente —como los pinos— cuyas hojas viven de dos a cinco años. El conjunto de las hojas, el follaje, se renueva parcialmente cada año. La caída de las hojas en este caso es también un fenómeno activo ya que está determinado por la formación de una zona de abscisión.7

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